lunes, 9 de enero de 2012

El fin del mundo profetizado por el calendario Maya éramos nosotros.

Desde que tengo uso de razón vengo escuchando que el teatro está en crisis; de seguir así creo que serán nuestros hijos los que el día de mañana puedan decir esto mismo, pero no del teatro, sino del todo que es la economía y que en definitiva somos los hombres y mujeres que comprendemos esta sociedad. Hoy, creo, es más correcto decir que vivimos en economía que el clásico "vivimos en sociedad". También he escuchado infinidad de veces a infinidad de necios potenciales repetir el mismo mantra de que en japonés, o en chino, o en malayo, la palabra "crisis" es sinónimo de oportunidad. Oportunidad, dicen, para "reciclarse", formarse más y mejor, crecer... Que le digan estos visionarios a cualquiera de los 5 millones de parados que hay en España que están viviendo una gran oportunidad. Esos mismos gurús también dicen que si hacemos las cosas bien saldremos fortalecidos de la crisis, que es "la forma dinámica y proactiva de moverse en estos escenarios". Mentecatos. Sí, es una de esas sandeces que aparecen una y otra vez en esos manuales de autoayuda supuestamente ingeniosos, aunque perfectamente pueden aparecer también en manuales de excelencia empresarial de un master de ESADE de a 40.000 €. Cuántas veces habrán repetido esta frase en sus simposium, ponencias, charlas, debates, clases magistrales y conferencias ese ejército de neo predicadores con traje de 2000€ y corbata de color chillón desde sus laureados púlpitos. Y peor aún, el borreguil ejército de lechuguinos que pagan por ver una presentación en power point que ha hecho la secretaria -o el becario de turno- del pícaro en cuestión en una mala tarde domingo. Antes los charlatanes iban de feria en feria en un carromato, vendían las excelencias de tal o cuál producto milagroso y anudaban el atillo hacia una nueva plaza. Hoy van armados con un puntero láser e igual te sacuden una prédica sobre las bondades de tener una actitud proactiva en tu puesto de trabajo, del desempeño en equipo o de las habilidades sociales del alto directivo que te ofrecen un fondo de inversión capital riesgo que nunca puede perder dinero. Y así nos va. Nadie ha elegido vivir esta crisis, como nadie en su sano juicio elige vivir una guerra, una hambruna o una epidemia de cólera, pero ya que nos ha tocado padecerla sí es verdad que hay unas cuantas cosas que podemos aprender de lo mal que lo hemos hecho en las últimas décadas y qué podemos hacer a partir de ahora, más que nada porque en muchos casos no va a haber elección. Pueden pasar varios lustros hasta que volvamos a ver una época de alegría consumista, de expansión del crédito y desde luego, es altamente improbable que volvamos a vivir una explosión inmobiliaria, lo cual es todo un alivio. Los horizontes de gruas primero y de tejados de adosados después hicieron equivocarse a la paloma. Y a los promotores, y a los constructores, y a los consultores, y a los banqueros, y a las inmobiliarias, y a los particulares, desde luego. De resaca de las Navidades veo una casa donde ya no caben más dispositivos electrónicos, ni cargadores, ni mandos a distancia. Hago recuento de los juguetes y de los regalos en general que nos han traído sus Majestades y mis sospechas se hacen carne. De todos los nuevos artículos que han entrado en casa, ni uno está fabricado, producido o elaborado en España, salvo el jamón, pero de ese poco queda ya. Absolutamente todo está hecho en la PRC, la República Popular de China, todo excepto un sonajero que viene de la CE, sin concretar el país de origen. Y aquí viene el meollo del asunto que quiero proponeros con este post; Es inveitable que yo tenga mi TV, mi ordenador, mi movil etc etc etc y mi vecino, y el vecino de mi vecino, tenga los suyos, claro. Pero si pienso en otro tipo de artículos de uso menos exhaustivo o sencillamente personal, miremos por ejemplo al jardín, me encuentro con lo siguiente... Dos segadoras, una de gasolina y otra eléctrica, desbrozadoras, recortadoras, podadoras, -ojo que alguno de estas herramientas son también de batería y por tanto también se recargan-, una escarificadora, una trituradora, una sierra eléctrica, una sopladora/aspiradora, una hidrolimpiadora, una biomezcladora de compost... y así hasta el infinito y más allá, sin olvidar las herramientas menos sofisticadas, como palas, picos, rastrillos, pinzas etc etc etc. Si miramos hacia la piscina, más de lo mismo. Si miramos dentro de casa, más cacharros aún... Y mientras, naturalmente, las grandes superficies, tiendas especializadas o comercios de todo pelaje, frotándose las manos, porque todos tenemos de todo, y aún queremos tener más. Y queremos tener más porque nos lo ofrecen, porque existe, y porque además de existir resulta que lo tiene nuestro vecino. Pues yo más. Os aseguro que de todos los útiles del jardín sólo las segadoras tienen un uso intensivo -y sólo en verano-. Todo lo demás podría perfectamente compartirlo con otra gente que tenga necesidad de esas herramientas y con ello los beneficios que obtendríamos serían innumerables y muy visibles. Puede que esta no sea la solución definitiva a todos nuestros problemas, pero no me cabe ninguna duda de que esta forma de enfocar la disyuntiva "posesión Vs utilización compartida", se va a revelar como muy necesaria en un futuro inmediato. Os dejo con este muy didáctico video de Rachel Botsman donde nos glosa las excelencias de esta práctica, merece la pena. Aunque el inevitable formato americano tipo Barrio Sésamo nos haga pensar que se está dirigiendo a lactantes, quedémonos con la idéa.

http://www.youtube.com/watch?v=AQa3kUJPEko

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