viernes, 12 de octubre de 2018

EL ORIGINAL Y LA COPIA




La comisión parroquial de Bulbuente (Zaragoza) escogió en diciembre de 2017 la imagen de la Virgen de los Ángeles para ilustrar el calendario que repartió en Navidad, casa por casa, a los poco más de 250 vecinos de la localidad. “Después de proponer varias imágenes se impuso esta”, explica el sacerdote Francisco Sánchez Sánchez, que lleva al frente de la iglesia de Santa María desde hace un año. Por eso, y porque los vecinos llevan rezando delante de esta imagen gótica del siglo XIV más de 60 años, ha causado una gran sorpresa descubrir que en se trataba de una burda copia. “La gente se ha sentido defraudada y que se les han engañado hace años”, dice el cura.
Es decir, los vecinos de esta localidad han estado venerando y rezando durante décadas a una copia, según los "expertos", una burda copia. Los fieles han picado incluso con una burda copia... ¿Qué hubiera pasado si la copia no hubiera sido tan burda? ¿Serán atendidos sus ruegos y plegarias aún habiéndose dirigido a una copia de una imagen religiosa y no al original? Puede que un dios mínimamente comprensivo con el fraude haya aplicado una suerte de canje de, digamos, por cada dos horas de oración se acepta una como válida. Parece razonable. La devoción con que los feligreses rezaban ante su imagen y la veneraban, era genuina, auténtica, no era ninguna copia.
Esto me llevó a pensar que se puede sentir algo genuino y auténtico frente a algo que no lo es.
Una mera copia sin valor aparente puede provocar emociones y sentimientos auténticos. Resulta, cuando menos, paradójico.
A lo largo de toda mi vida he asistido a innumerables exposiciones, no se puede decir desde luego que sea un experto en arte, ni mucho menos, pero conozco los nombres, estilos, movimientos artísticos y demás elementos suficientes como para crear la ilusión ante un verdadero entendido de que sé algo. Al fin y al cabo se trata de eso, de una ilusión.
Recientemente fui con uno de estos entendidos a una exposición de Jheronimus van Aken, llamado familiarmente Joen y conocido como Jheronimus Bosch o Hieronymus Bosch, ​ para nosotros, el Bosco,

Cuando estás ante una obra original sientes una emoción muy especial, porque recreas en tu imaginación el proceso creativo del artista, le imaginas frente al lienzo eligiendo un tono u otro en su paleta de colores, en su taller, vestido de época, lógicamente.
Piensas en el momento y en el contexto histórico en que la obra fue realizada, incluso imaginas lo que le debió pasar por la cabeza al artista en cuestión, y es que la imaginación es muy poderosa. ¿Y si no estás frente a la obra original, sino que estás contemplando una copia? Pues exactamente igual. Porque igual que en el caso de los devotos fieles rezando frente a su imagen más venerada, cuando creemos que estamos frente al original nuestras emociones no se desvirtúan un ápice.
Otra cosa muy distinta es si alguien nos advierte del engaño, porque entonces ninguna de esas emociones y de esos sentimientos afloran. Porque se trata de una copia.
Me decía mi acompañante a la exposición que, siendo sinceros y rigurosos, casi nadie en el planeta sería capaz de distinguir entre un original o una copia cuando ésta ha sido bien realizada. Claro, tiene sentido. Y hacer una buena copia está al alcance de muchísimos artistas, al menos de muchísimos más, infinitos más, de lo que lo está el original, que sólo estuvo al alcance de uno. El único.

¿Qué es lo que nos emociona y hace aflorar en nosotros tantísimos sentimientos, la obra en sí misma u otra cosa? Debe ser esa "otra cosa", porque como decía, cuando estamos frente a una obra que sabemos que no es original, la emoción no aparece por ningún lado. Es más, si nos han engañado y sí que estamos ante el original, pero nosotros pensamos que es una copia, la emoción sigue sin aparecer. Curioso.

Para el 99,99% de los mortales, un original es indistinguible de una copia. El museo de El Prado o cualquier otra pinacoteca podría estar exhibiendo copias en vez de originales y no pasaría absolutamente nada. Las colas se seguirían formando frente a sus puertas, los autobuses seguirían desembarcando miles de turistas diariamente, las entradas se seguirían vendiendo al ritmo de siempre. Los visitantes se seguirían embelesando exactamente igual que lo hacían los que se embelesaban ante los originales al contemplar las obras expuestas mientras los lienzos auténticos podrían estar a buen recaudo en cámaras acorazadas en perfectas condiciones de conservación. ¿Pero qué sentido pudiera tener que una obra original quede completamente al margen de su sitio natural en una sala? Imaginad por un momento estas obras escondidas, perfectamente conservadas sí, pero ocultas al mundo. Creo que ésto no tendría ningún sentido, pero vemos que tampoco tiene mucho sentido que estén expuestas cuando una réplica perfecta cumple exactamente igual su función. Daría lo mismo pues, que el original estuviera en una cámara acorazada o sencillamente no estuviera en ningún lado, fuera destruida. El original ya cumplió su función, inspiró a otros miles de artistas, influyó sobre tantísimas otras personas, revolucionó incluso la historia del arte y emocionó a millones de personas que la han contemplado absortos, dejemos que ahora siga haciendo ese trabajo una buena copia; el original ya no es necesario, tanto da si se oculta para siempre en una cámara acorazada y aséptica como si se destruye para siempre, lo que tenía que hacer ya lo ha hecho, no puede aportar ya más. ¿Los originales valen entonces menos que las copias?
Fijaos en la última diablura de Banksy... La gamberrada es relevante: un original de Banksy, su famosa Niña con globo (2006) se autodestruye instantes después de adjudicarse en una subasta por por algo más de un millón de libras. Se trataba de un original que en su día había circulado en «edición limitada» como reproducción del graffiti callejero del mismo nombre creado en 2002 por el autor.
Según ha dado a conocer el propio Banksy en Instagram –vídeo que también se autodestruyó a los pocos segundos– hace años instaló una especie de cuchillas trituradoras en el marco sobre el que se exponía este original, que estaba en la sala de Sotheby’s durante la subasta. Tan pronto se adjudicó la obra el motor-triturador se activó (probablemente mediante un mecanismo a distancia activado por un teléfono móvil o algo similar, como se hace con las bombas y otros dispositivos) y dejó la obra semidestruida – triturada hasta más o menos la mitad. Todo bajo la perpleja mirada de la gente que estaba en la sala.
Banksy había instalado este mecanismo «por si alguna vez mi obra salía a subasta», dejando de este modo claro lo que piensa él del mercado del arte.

Nuevamente vemos que da absolutamente igual que el original se destruya, porque se ha reproducido infinitas veces y forma ya parte del imaginario colectivo, si es que algo así existe; forma ya parte de la historia del arte, aunque no exista o exista a medias, como es el caso. De hecho el nuevo poseedor de esta obra, seguramente un chino dueño de no sé cuántos equipos de fútbol europeos, da saltos de alegría al saber que ahora su compra vale el doble de lo que él pagó, justo antes de convertirse en un montón de tiras de papel.

Pero para gamberradas  artísticas, aquí sí que es recomendable recurrir al original. El auténtico y verdadero iconoclasta y saboteador incluso de su propia obra fue San Salvador Dalí, que vendía como originales lo que él llamaba "copias auténticas", para enrevesar aún más la cuestión.
Parece ser que en una ocasión Dalí compró en Nueva York un Rolls Royce -auténtico-, que pagó con un talón firmado, naturalmente sin fondos. A los pocos días le llamó el dueño del concesionario de coches advirtiéndole que extender y firmar talones sin fondos era un grave delito. A lo que Dalí respondió que no fuera cretino y que lo vendiera como obra de arte.
Por supuesto el comerciante obtuvo con la venta de esa "obra de arte" muchísimo más que el importe del talón, y es que Dalí si de algo se jactaba, era de convertir en oro todo lo que tocaba.
Y qué razón tenía...

viernes, 17 de agosto de 2018

UN AÑO DESPUES, NADA

 
 
 
Cartel de Javier Mariscal para el diario el País

                                   Un año después muy pocas cosas han cambiado, o muchas, sí, pero en lo relativo al tratamiento que se da a las noticias relacionadas con el terrorismo islamista o el tratamiento que se da al terrorismo islamista en sí, todo sigue igual. O peor.
 
De hecho, las manifestaciones públicas, los discursos, oficiales, las declaraciones de políticos y dirigentes siguen todas una misma línea absolutamente inquebrantable. Nadie se sale del guión.
 
A estas declaraciones se suman todo tipo de oenegés, fundaciones, asociaciones... Y no hay ninguna novedad... palabras, palabras, palabras, todas huecas, vacías, estériles, sin aristas. No hay que ofender ni molestar a nadie, no hay que herir ninguna sensibilidad, ni siquiera la de los asesinos.
 
Todo discurre según lo previsto... lugares comunes, frases más o menos grandilocuentes, tópicos revenidos, obviedades rancias, expresiones de manual de autoayuda manoseadas hasta el hartazgo. Ofrendas florales, velas, fotografías, dibujos de niños... Nada nuevo. Todo trufado de medias verdades cuando no directamente de mentiras.
 
Lo que de verdad me ha sorprendido han sido las declaraciones de Ada Colau, alcaldesa de Barcelona. Y me han sorprendido porque ya no se molesta ni si quiera un poquito en intentar al menos disimular las mentiras y las falsedades, de intentar maquillarlas, de hacerlas un poquito menos visibles, como más digeribles.
 
Y nos dice Ada Colau que "Barcelona y Cataluña son ahora mucho más fuertes que hace un año". ¿Más fuertes en qué? ¿Más fuertes contra qué? Ella y todos sabemos que es justamente todo lo contrario, tan falso como aquel "Yo no tengo miedo" que recorría las calles de BCN durante los días siguientes a los atentados. Hoy BCN y Cataluña son infinitamente más débiles y más vulnerables que hace un año; si la sociedad civil catalana destaca por algo que NO es, precisamente es por su fortaleza. La sociedad catalana está fracturada, está rota, dividida, fragmentada y lo peor de todo, la sociedad catalana está ENFRENTADA. ¿Son éstos signos de una sociedad fuerte? Todo lo contrario, son síntomas y signos evidentes de una sociedad débil, pero Ada Colau no tiene empacho ni problema alguno es mirarnos a la cara y mentirnos. Ahí os traguéis este sapo. 
 
Y ningún periodista, nadie en la sala se atreve a coger el micrófono y preguntarle qué le hace pensar que hoy BCN y Cataluña son más fuertes que hace un año.  
 
Hablan nuestros representantes públicos, sean quienes sean, de combatir la falta de solidaridad, de luchar contra la falta de integración, incluso hay quien se atreve y nos exhorta a "combatir el fascismo", pero nadie se atreve a hablar de combatir el terrorismo islamista. Nadie se atreve a hablar de combatir el terrorismo de estos fanáticos. El terrorismo que hemos importado de fuera, con nuestra generosidad y nuestros brazos y corazones abiertos. Somos generosos y solidarios por imperativo legal incluso con aquellos que nos odian y quieren destruir nuestra sociedad, nuestro modelo de derechos, obligaciones y libertades, nuestra convivencia, nuestra cultura, nuestra historia. nuestra forma de vida.
Odian todo de nosotros, y se aprovechan hasta la nausea de todo lo que nuestro sistema integrador y buenista por ley nos obliga a darles. ¿Integración? La justa y necesaria para beneficiarse de todas las subvenciones y ayudas que nuestro sistema les ofrece, y cuando ya han ahorrado lo suficiente compran doscientas bombonas de butano y alquilan una furgoneta. Y a Las Ramblas, al grito de "¡Alá es grande!" 
 
Tenemos que combatir el dolor y la soledad de las víctimas, tenemos que combatir y vencer "al odio" -así, en genérico-, tenemos que combatir los mecanismos de nuestra sociedad que nos llevan a excluirles. He llegado a oir que tenemos que combatir los "microracismos del día a día que acaban calando en los migrantes". Pero nadie habla de combatir el terrorismo islamista y mucho menos a los terroristas islamistas. Sólo faltaba ver a Arnaldo Otegui en alguna tribuna hablando de paz y recitando un poema de Gloria Fuertes con un clavel en el ojal.
 
Se ha escuchado el "Alelluyah" de Leonard Cohen, por supuesto ha sonado también "Imagine" de John Lennon, hasta Jauma Sissa ha desplegado su arte. Se han leído poemas y repetido los consabidos versos de Bertolt Brecht, pero nadie se ha atrevido a hablar de los terroristas, ni del terrorismo.
 
Por cierto, hoy ya sabemos que el autor del atentado islamista de hace unos días contra el parlamento británico y que únicamente por fortuna se saldó sin muertos, es un sudanés que obtuvo su asilo en UK como refugiado.  ¡Wellcome Refugees!

Esta noticia no la vamos a encontrar en la mayoría de  los medios comunicación porque parece que hay un pacto tácito entre la mayoría de medios para silenciar este tipo de hechos y no alentar así una acogida menos sincera y generosa por nuestra parte. Por cierto, que ese pacto ya no es tácito en países como Suecia, donde por ley se impide a los medios de comunicación difundir nombres y nacionalidades a la hora de informar sobre la identidad de quienes cometen atentados, violaciones, desordenes públicos, estragos y en general, casi cualquier acto criminal.
 
Nada nuevo bajo el sol, sigue el buen tiempo y no hay motivo para la alarma; Ada Colau nos asegura que somos más fuertes que hace un año. Todos tranquilos. Y aún más chirriante... Colau nos dice que "contra el terror, amor" ¿Obedecen a una estrategia planificada esta sarta de idioteces?
 
En definitiva, NADA.

Actualización 20/08/18
Hoy nos hemos despertado con una noticia cuando menos inquietante, y es que sobre las 6 AM un argelino de 29 años ha entrado en una comisaría de Cornellá con un cuchillo de grandes dimensiones y hoja muy afilada, posiblemente cortante, y al grito de "Alá es grande" ha intentado atacar a los mossos. ¿Mantenemos el discurso de Gemma Nierga y de Ada Colau del "contra el terror, amor"?
En breve nos dirán que este hombre era un perturbado cuyas intenciones nada tenían que ver con el terrorismo, faltaría más. Al tiempo.


  

lunes, 5 de febrero de 2018

DE DIOSES Y MONSTRUOS

 



Hilas y las Ninfas
Hilas y las ninfas (1896) John William Waterhouse

          Ha vuelto a suceder; en esta ocasión la víctima ha sido nada menos que John William Waterhouse, probablemente el más prerrafaelita de los prerrafaelitas, con permiso de Millais.

Ha caído "Hilas y las ninfas", reza el obituario, hace apenas unos de días, el pasado 1 de Febrero. Todo sucedió en el Manchester Art Gallery, fue retirado de noche, imagino que pertrechados con petos de color marrón y linternas, unos hombres, seguramente también con visera, se lo llevaron escaleras abajo. Alguien debió echar finalmente la llave. El director del museo no fue muy creativo en sus explicaciones; adujo se trata de un cuadro que "cosifica" a las mujeres.
Ahora, esta obra maestra que según la corriente imperante, cosifica a las mujeres, descansa rodeada de esa misma paz que irradia, ajena a las miradas, a los curiosos, a los niños que van de excursión con el colegio al Manchester Arts Gallery, ajena a los comentarios petulantes, ajena también a las miradas ponzoñosas y perversas de aquellos que la han denunciado y condenado a la oscuridad. Y que nos condena también a los que no hemos podido ver la obra in situ.
Ha sido una defenestración preventiva. Nadie había pedido que se retirara el cuadro. Antes de que pudiera desplegarse el dedo acusador, mejor lo escondemos en las mazmorras. solucionado. ¿Se solucionarían así todos los problemas que aún no se han presentado?

Me pregunto cómo serán ahora las noches y los días de esas ninfas, de esas mujeres cosificadas  Malos tiempos para la lírica, malos tiempos para el arte. Caerán también óperas completas, libretos, esbozos, partituras, bosquejos, poemarios, comics, monólogos, series, cortos, grafitis, performances callejeras, marionetas, documentales... Una nueva patrulla incendiaria Fahrenheit 451 a escala global, como la vida misma, pone sus lanzallamas acusadores a punto, y apunta. Y eso basta para que el artista y su obra ardan via redes sociales y queden reducidos a cenizas en pocas horas. Jamás Ray Bradbury hubiera podido si quiera imaginar tamaño aquelarre. El cuadro en sí, qué duda cabe, es una obra maestra. Pero...

También cayó Celine arrastrado por el insoportable lastre de sus panfletos antisemitas. El era pacifista y sin embargo apoyó a los nazis. Pero regaló uno de los mayores legados literarios a la historia con su "Viaje al final de la noche", uno de los ochomiles del siglo XX. Influyó de forma evidente en autores posteriores como Bukowski, Borroughs, Sartre, Miller y otros, pero tales méritos no son suficientes para evitar que hoy día nadie se atreva no ya a rendirle un homenaje, sino a citarle si quiera. Un apestado por sus opiniones negacionistas y antisemitas, vomitivas todas ellas, qué duda cabe. Pero...

 
                                     
El cuarto (1952) Balthus
 
¿Y si te gusta Balthus, qué hacemos con sus obras? ¿También al almacén con ellas? Sí; Balthus idolatraba a las niñas, las veneraba como pequeñas diosas que encarnan en todo su ser, en su inocencia inmaculada y en sus actos la mayor de las purezas.
 
"Las niñas son las únicas criaturas que todavía pueden pasar por pequeños seres puros y sin edad. Las jóvenes adolescentes nunca me interesaron más allá de esta idea".

"Las niñas para mí son sencillamente ángeles y en tal sentido su inocente impudor propio de la infancia. Lo morboso se encuentra en otro lado".

Frases como éstas pesan sobre su obra como una losa de oprobio y repugnancia. Jamás hubo constancia alguna de que Balthus pasara de esa admiración quizá obsesiva a algo más. Pero...
 

Anny Hall (1977) W.Allen
Anny Hall (1977) W.Allen

Anny Hall. ¿Qué puedo deciros de esta película? Si le preguntáis a Marchante, Boyero o Pumares, da igual, todos te dirán lo mismo. Sin duda está entre las mejores 10 películas de toda la historia, para mi puede ser la más importante en mi vida, no sé si la mejor. Pero ahora a W.Allen sólo le llueven acusaciones, insultos, palos. Una de las escenas más memorables -¿O debería decir, alineándome con la corriente dominante "icónica"?- es la de el propio Allen -Alvy Singer- luchando a brazo partido contra una langosta viva y amenazantemente enorme en una olla repleta de agua hirviendo, mientras Annie -Diane Keaton- se desternilla.
 
El asunto es que Allen se enamoró de la hija adoptiva de su pareja Mia Farrow; Soon-Yi, y parece ser también que tuvo relaciones sexuales con ella cuando aún era menor de edad. ¿Convierte esto el arte monumental de Allen en "arte degenerado"? ¿Qué hacemos con toda la belleza, la inteligencia, la nostalgia, el humor vívido y chispeante y la deslumbrante luz de sus películas -y libros-? ¿Hacemos una pira gigante con todo ello -y él- y vemos simplemente cómo arde? Pues podría ser una solución, pero...

Hablar de Roman Polansky es subir abruptamente muchos escalones en términos de abyección y sordidez.
Se ha visto envuelto en asuntos verdaderamente turbios hasta la nausea, tanto como una violación... Polasky tenía 44 años, ya era famoso y conocido, entre otras cuestiones, por un pasado tormentoso y con muchísimos amigos de los más influyentes en Hollywood; Se llevó a una niña de 13 años llamada Samantha Gailey a una fiesta del star system hollywodiense y después le ofreció ir a la casa de un actor muy famoso del que la niña era una gran fan.

El director ya sabía que el actor -se trataba nada menos que de Jack Nicholson- no estaba ese día en la ciudad, pero le gustaban el ambiente y la luz de su casa para el reportaje, dijo. Así que ella aceptó rápidamente, un sueño hecho realidad.
 
Sharon Tate y Roman Polansky
Sharon Tate y Roman Polansky

Pasadas varias horas llegó a la casa la novia del actor, ella también actriz e hija de un gran director de cine -no descubro nada, era Angelica Houston-; quien encontró al famoso director y a la pequeña en el jacuzzi, rodeados de botellas vacías de champán, restos de drogas y envases vacíos de Quaaludes, un tranquilizante de moda por aquellos años.
El señor director pidió a la niña que no dijera nada, pero ella lo largó todo y dijo bien claro en aquel momento y, durante 30 años, que la habían violado.
 
Por no recordar la muy destructiva -para ella- relación -se casaron en 1968- que Polansky mantuvo a finales de los 60´ con la entonces promesa del celuloide Sharon Tate -El valle de las muñecas, El baile de los vampiros etc-, a quien maltrató y despreció lo indecible hasta abandonarla una vez supo que estaba esperando un hijo suyo; el director no quería ser padre.
Con el embarazo ya muy avanzado Tate asistió a una fiesta de la que no saldría con vida; La "familia" de Charles Manson la apuñaló brutalmente hasta la muerte. Sí, todo esto y mucho más es cierto, muy probablemente Polansky es un monstruo, un monstruo que ha creado obras maestras como China Town, La semilla del diablo o Lunas de hiel. ¿También lo quemamos todo? ¿Debemos aborrecer toda su obra o sólo las películas nefastas, que también las tiene?

Y, en fín, así podríamos seguir aeternum con una lista de personajes que en su vida profesional fueron auténticos genios creadores y sin embargo en la esfera privada fueron todo lo contrario... violentos, manipuladores,narcisistas y ególatras, maltratadores, asesinos, politoxicómanos, pederastas...

Porque podríamos seguir hablando de William Burroughs, Richard Wagner, V. S. Naipaul, John Galliano, Norman Mailer, Ezra Pound, Caravaggio, Floyd Mayweather,Max Ernst, Miles Davis, Phil Spector... y si empezamos a enumerar deportistas necesitaría unos gigas más de almacenamiento gratuito en este blog. 
 
¿Y qué decir de las mujeres? De inmediato, la lista se vuelve mucho más difícil e incierta: ¿Anne Sexton? ¿Joan Crawford? ¿Sylvia Plath? ¿Cuenta las que se hacían daño a sí mismas? ¿Las tendencias y prácticas autodestructivas o autolíticas son también comportamientos degenerados y perseguibles?

Todos ellos y ellas hicieron o dijeron algo horrible, o sencillamente eran seres horribles, y sin embargo fueron perfectamente capaces de crear algo maravilloso y eterno. ¿Lo horrible de su comportamiento infecta a lo maravilloso? ¿No podemos ver, oír, leer o en definitiva disfrutar de esa obra de arte sin dejar de tener presente al monstruo que lo creó? Abrumados por lo que sabemos de la vileza del artista genial, nos hacemos a un lado, llenos de repugnancia y renunciamos a la obra.

O quizá no. Quizá seguimos mirando y deleitándonos, intentando separar al monstruo de su obra. Sea como fuere, resulta perturbador comprobar la perfecta y puede que incomprensible coexistencia de ambos. Son dioses y son monstruos, y resulta difícil reaccionar ante tal disyuntiva.

martes, 12 de diciembre de 2017

CAMBIO CLIMATICO, IPCC, MENTIRAS Y CINTAS DE VIDEO



                                                     

La industria del calentamiento global avanza imparable; Al Gore y su séquito de augures catastrofistas, oenegés y demás organismos adalides de la verdad incómoda, con el Panel Intergubernamental del Cambio Climático a la cabeza, han invertido miles de millones de monedas y lanzado a la atmósfera miles de millones de toneladas de CO2 y porquerías aún mayores en pro de la difusión y general aceptación de una verdad innegable e incuestionable. Nos calentamos.

El planeta se abrasa y en 50 años seremos todos carbonilla. Y el que ose siquiera discutirlo, es condenado en juicio sumarísimo a galeras. Al irredento le aguarda el exilio, al equidistante la excomunión. Se les acusa de herejes, de infieles, de negacionistas. Condenados al ostracismo, al vacío mediático. Ni siquiera un breve espacio contracultural en la 2. La nada.
Cualquier oportunidad es buena para que uno pueda probar y manifestar públicamente su fe. Resulta necesario autoafirmarse y hacer ver que uno tiene las cosas claras y que aquí no caben medias tintas.
 
Hasta el punto de que hoy día en el ascensor de unos grandes almacenes cualquier desconocido te atiza una prédica sobre el calentamiento global que te sume en un estado de perplejidad y confusión mental del que no es fácil salir. Ayer mismo el portero de casa volvió a la carga...

-Vaya nochecita hemos pasado, mi señora no paraba de dar vueltas en la cama toda sudada, y yo me he tenido que refrescar en el polibán tres o cuatro veces... ha sido sofocante. Esto del cambio climático va muy en serio, yo lo tengo clarísimo, no hay más que verlo.

-Pero Pepe, por Dios, que todos los veranos son así, lo que tienes que hacer el encender el ventilador, tío roña.

-¡Si hombre, para consumir más recursos limitados y contribuir al calentamiento! ¡Tu es que eres un incrédulo, que estamos matando al planeta y éste se rebela y se defiende con plagas, huracanes, volcanes, terremotos y viruses de todo tipo! ¿Qué te crees que es el sida? ¿Y la salmonela? ¿Y el dichoso anisakis, con lo que a mi me gustaban los boquerones en vinagre! ¿Y la aluminosis que ha terminado con el Vicente Calderón, eh?

Así se las gastan estos abanderados del cambio climático, este ejército de zombies que repiten una y otra vez el mismo mantra hasta que consiguen sumar un adepto más. O un millón. Y no reciben nada a cambio, porque todo, aún siendo muchísimo, se queda por el camino... Comisiones de expertos, conferenciantes, estudiosos, doctores y doctorandos, comités de sabios, paneles multidisciplinares, comunicadores, ecologistas de toda la vida, ecologistas sobrevenidos, mediopensionistas de barra fija metidos a climatólogos... 
Cada vez que se publica un estudio "científico" que va en esta dirección todos los medios de comunicación, hasta la hoja parroquial, se hacen eco, lo difunden y magnifican. Cuando lo que se publica es contrario a estas tesis, las redacciones se van pasando la información de mano en mano, cual moneda falsa y lo miran de soslayo recelosamente.
El grosor del hielo en el polo sur aumenta en los últimos años y sus temperaturas bajan mostrando una tendencia opuesta a las teorías impuestas por este ejército de salvación, redentores y papanatas varios, y ningún medio de comunicación ofrece la noticia, que podría causar estupefacción generalizadas y mermar los ingresos de las arcas del sinfín de empresas-organismos-instituciones, asociaciones vecinales, fundaciones etc que viven de esta historia.
Fíjese el lector que la he llamado historia, y no pamema o pamplina, porque intentando ser riguroso y medianamente científico en el análisis, sí parece claro que salvo casos puntuales donde se da el efecto contrario, en general se puede afirmar que en los últimos 60 años, la temperatura media del planeta ha aumentado en varias décimas de grado, y esta tendencia parece más acusada en los últimos 10 años de la serie. Pese a lo cual, sigue habiendo lugares de la tierra donde avanza la extensión de los glaciares y el grosor de la capa de hielo y donde en definitiva, bajan las temperaturas de forma sensible. Aún no sabemos de forma incontrovertible cómo afectan las emisiones del dióxido de carbono, de ese mismo CO2 que el jet privado de Al Gore emite con profusión cada vez que viaja en pos de un nuevo talón millonario.

Es decir, no niego la evidencia, que salvo manipulación y fraude masivo de registros y datos, parece que apunta en la dirección de un calentamiento más o menos global. A lo que me niego es a aceptar que el único responsable del supuesto calentamiento sea el malvado ser humano que emite más y más CO2.

El clima no ha sido constante a lo largo de la historia conocida, y aunque sólo se tienen registros fiables desde los últimos 100 años, hay otras formas de conocer cómo fue el clima en la antiguedad; a esta ciencia la llamamos paleoclimatología, y lo que nos dice es que, por ejemplo, la edad media fue en Europa un periodo relativamente cálido, más aún que el actual, y entonces poco CO2 emitíamos a la atmósfera, hasta el punto que la actual Groenlandia era entonces una isla verde repleta de pastos y ganado -Greenland, tierra verde- frente a la actual costra de hielo que la cubre en su mayor parte.
Tendremos que ver en qué medida el hombre y sus deplorables emisiones de CO2 y otros gases llamados de efecto invernadero somos responsables del actual calentamiento, o si éste responde a un ciclo más en el devenir climático del planeta, o si obedece no al CO2 sino al metano que lanzamos con generosidad a la atmósfera muchos de los seres vivos que habitamos el planeta, y que somos, por definición, flatulentos, o si por el contrario responde a un cambio en la física del sol y sus ciclos más o menos regulares, con periodos de mayor y menor actividad termonuclear, que se traducen en mayor o menor presencia de manchas solares en su fotosfera.

Y bien, si al fin y a la postre fuera cierto que nos calentamos... ¿Qué habría de espantoso en que subiera unas décimas la temperatura media del planeta?
Sí, ya sé, los sesudos ecologistas como mi portero Pepe y su mujer Marcela nos han advertido una y mil veces sobre sus posibles efectos adversos, como la desaparición de miles de especies de animales y plantas por la destrucción de su hábitat, o la multiplicación de fenómenos meteorológicos devastadores, como tifones, tornados, gotas frías por doquier, sequías de proporciones bíblicas y todo tipo de plagas. Inundaciones, subida del nivel del mar en varias decenas de metros, desaparición de islas, arrecifes de coral y atolones etc etc.
Sin olvidar los terremotos, tsunamis y hasta lluvias de meteoritos candentes. Toda una panoplia de infortunios y calamidades que acabaría con todo rastro de vida sobre la faz de la tierra en un santiamén. Sinceramente, cuando el catastrofismo es excesivamente catastrofista, tiendo a dudar de todo...

Sin embargo, los posibles efectos positivos de una suave y gradual subida de la temperatura media del planeta, son más visibles, y de ellos nadie se atreve a hablar...
Tiraríamos mucho menos de la calefacción, con un empleo de combustibles fósiles, altamente contaminantes, y de electricidad considerablemente inferior. Aquí mis porteros, que son los que se encargan de alimentar la vetusta caldera de carbón, no me pueden negar que las ventaja son evidentes. Menos trabajo para ellos y menos toneladas de CO2 a la atmósfera.


Los seres humanos tendríamos menos necesidad de abrigo; menos animales que sacrificar para utilizar sus cálidas pieles, menos tejidos plásticos y en general menos industria química tan contaminante. Y por supuesto, menos uso del transporte, público y privado, ya que una parte importante de nuestros desplazamientos los podríamos hacer a pie o a bici, disfrutando de una temperatura más suave y un clima más benigno.
Las cosechas podrían ser mucho mejores y determinados cultivos podrían dar varias veces fruto al año; se acabó la escasez, los precios de las materias primas y los productos agrícolas disminuirían y mucha menos gente moriría de hambre. Y aún más, los excedentes podrían destinarse a la producción de biocombustibles. Hasta podríamos disfrutar de vinos tintos cultivados en zonas ahora impensables, ¡y quién sabe si de aceitunas inglesas! Una vez más, todos contentos.
En los países de inviernos más rigurosos moriría menos gente de frío. ¿Sabéis cuántos hombres y mujeres mueren de frío en Rusia tras darse al vodka para combatir el frío y caer desvanecidos en cualquier parque o cualquier acera?

En fin, éstas son sólo algunos de los posibles efectos benéficos, no todos baladíes.

Y ya en serio del todo; lo único que pido al común de los ciudadanos es que no den por bueno todo lo que nos digan desde los altavoces mediáticos y oficialistas, por mucho que nos den la matraca.

La realidad es mucho más rica y desde luego, mucho más compleja. Pocas veces nos encontraremos ante hechos del todo incontrovertibles; pongamos en marcha la reflexión, el siempre sano escepticismo, la apertura de mentes y la lucha contra el pensamiento único y granítico, por mucho que esto de la reflexión y el disenso "incomode" a los abanderados de la verdad única, a estos augures de la catástrofe que viven de la subvención y de las conciencias confusas y culpables de quienes ofrecen donaciones a todo este tipo de asociaciones que supuestamente trata de alertar y luchar contra el cambio climático.

Acabemos con el borreguismo general e


institucionalizado, dudemos, cuando menos, de quienes no quieren ni pueden escuchar más voz que la suya, y pongamos en cuarentena a esa pléyade de arúspices de la debacle.

Y es que yo nunca fui amigo de rebaños, y mucho menos de pastores.

domingo, 6 de agosto de 2017

ITACA DORMIDA

                                           
  
 
Descarga tus lágrimas sobre las cuencas vacías de mis ojos, mientras soñamos entre vapores de agua, promesas y condenas que borran tus pasos, entre llamas, y entre piedras, y entre rabia.
 
Alguien ha de esperarnos en Itaca a la vez que sentimos sus almendros y sus pinos que alcanzan a besar tus manos. Advierte con tus gestos una piel y un corazón aún somnolientos, que alguien habrá de esperarnos.
El sacude con ramas el camino, y el viento vuelve a sonar en tus playas y en tus cimas, nos promete los olores y las caricias que dejamos enredados entre gratitudes y esperanzas.
Alguien vuela entre los riscos construyendo guaridas de falsedades y gemas, a las que protege con la sospecha de un invierno prematuro. Itaca no se esconde de nadie y mira bajo sus brazos.
 
Despacio me acerco a ti, como un ayer rebosante de espuma y de oleaje, empujado por el deseo de escucharte otra vez replicar a cada razón y a cada año que ignoraba a cada golpe lo que yo siento, porque tiempo atrás robarte un gesto de tus orillas formaba parte de otra verdad que nunca quisiste ofrecer.
Vemos las horas que se van perdiendo entre los temores de caer desmayados ante la necesidad de un envejecer distante, sin conversar paso a paso, recogiendo las miradas que dejamos tendidas al sol; algún día acabarán por desaparecer los temores, más para entonces, sospecho, ya no inclinarás tus ojos a la ausencia de una auténtica razón que nos mantenga al margen del entendimiento y de la sorpresa lacerante.
 
Si no hay fracasos, no hay refugio ni certezas, no nacerán con el nuevo cansancio que tus horas provocan en mis recuerdos esas noctámbulas hiedras que se harán cargo del fin, vivir sin dolor y sin miedo, tratando de conquistar este tiempo que nos habla otra vez de la vida y de las olas que fueron a perderse hacia el mañana.
En tus ropas quedan restos de humedad, y de esas algas sobre cuyos cadáveres yacen los irreconciliables escombros de la madurez; Jamás pediste otra cosa a cambio.
No hay más rincones ni más trampas que aguarden disfrazados de ternura y de gris un día de verano o un otoño, cálido y breve como atardeceres de lino y clavo. Sobrevuelan entonces aquellos pájaros, aquellos que habían de esperarnos, allí, pasado el túnel, era un día frío y las rocas resbalaban, yo creía tenerlo todo, al leer unos versos y acariciar unos colores que nunca antes había soñado.
               En Itaca alguien aguarda, por eso debemos marcharnos sin acabar de vestirnos, y sin decir adiós, sin dejar si quiera la vida, aunque todos sabemos que para llegar es mejor ir descalzo, sin palabras preparadas, sin ruegos, sin dioses, sin llantos.
                  Si; puedo oírte, puedo escuchar a tus muertos, puedo ver tus heridas abiertas al mar gimiendo inacabadas melancolías. Puedo escuchar a tus ríos que colman al mar sangrando de alegrías, de tiempos verdes y amarillos, de rocas ancianas, de redes en los barcos y cruces, y clavos y martillos.
                  Espérame entonces, que en Itaca alguien habrá de esperarnos, quizá todo esté en calma, quizá no haya tormenta esa tarde, quizá la marea no alcance la gruta esa tarde y podamos volver a refugiarnos en sus secretos mejor guardados, y en los nuestros, que allí duermen entre sal y conchas y esqueletos de algas.
 
Hasta que se abran los cielos y dejen caer sobre nosotros las virutas de amor que sobraron a algún tornero. Lléname de tu color y ofréceme tu tibieza, esparce sobre mi piel los cadáveres desnudos de las estrellas que nos acompañan, muerta nos llega su luz, y quedaron tatuados sus reflejos en tu frente y en un camino, en sus cantos, y ahora ninguno nos parece el nuestro, porque ya nadie nos conoce, porque ya nadie pregunta por nosotros, y porque aquí, en realidad no hay nadie, no hay nada más que Itaca envuelta en una bruma de recuerdos, en una neblina de pesares y de escombros entre los que picotean los pájaros.
 
Aquí ya sólo quedan las piedras, los riscos y los pájaros. Ponme a secar al sol, que yo te diré cuando llega el momento de dejar atrás ésta isla, aunque en verdad nunca se quede atrás y siempre apunten mis pensamientos y mi vanidad hacia ella.
Vuela, mordaz señuelo, que un instante ha de abatir tu vuelo para dar vida a una ninfa inacabada de juventud y de belleza. Vuelve así tus llantos en serena confusión de canción y ruegos, y elévate por el cielo, ambición madura de sueños y figuras esculpidas con un recipiente a sus pies, del cristo, vacías, y un hombre con legañas y poca ropa.
 
Vuélvete hacia mi y suspira, clama a tu dueño por una sombra malpagada de desvelo. Dónde irás a parar si caes del peñón y las gaviotas no soportan tu cuerpo, o no aciertas a despertar.
 
Grandes paseos dan los escarabajos y suben y bajan, de uno a otro lado del reloj, tardes en terrazas de un primer piso alquilado al tiempo libando una y otra vez de la misma botella hasta alcanzar la inocencia que yace bajo tus zapatos; revuelos de traición y llantos se acumulan en los rostros y en los gestos de cuantas sombras se agolpan en silenciosa exigencia, pobres resultados de tanto esfuerzo perdido entre los charcos, arropado de consuelos, vano abrigo.
 
Itaca, ¿Te escondes de mi? Aprendiste pronto a guardar tus paseos de las miradas curiosas e inequívocas de tus hombres, de sus pieles y de tus cuchillos, y así, acércate ahora, de cuclillas y hunde tu arpón en mi carne, que nunca habrá de sangrar ni derramar falsas virtudes ni engaños, pero hunde tu puñal en mis ijares hasta escucharme resoplar de dolor y vomitar platos enteros de soledad en los sótanos y las calderas donde nos prometimos la felicidad y la muerte, y despójate sin miedo de las cuerdas que atan tus pensamientos, en paquetes de llamativos colores y cintas.
 
Ábreme la herida por la que un día entraste y no pudimos cerrar y así te perderé entera, no dejes nada olvidado dentro, que no quede nada de tu ser dentro de mi carne. Qué sería amarte si tu no existieras... porque ahora siento tu veneno en forma de chantaje y de oscuridad; Qué curiosos disfraces emplea la vida cuando se halla en manos de un desdichado...
Cuántos barcos de papel esperan ser botados en mejor puerto, oxidándose sus tripas, dando cobijo a las algas y a los rencores noctámbulos, eternos guardianes de las sentinas donde se acumulan los muertos de mil batallas libradas a la espera de un día mejor.
 
En ti se encierran todos los secretos, en tu interior aguardan las gaviotas que urdieron el tiempo, ese que hoy asola tu destierro.
 Amanece, sólo, perdido entre los muelles hoy te recuerdo tal como eras, tu alma borracha de ilusión y mirándolo todo muy deprisa y despacio al tiempo.
 
Itaca, hoy pido ungir mi cuerpo con tu sangre en un extraño rito, secarás mis ojos y darás lustre a la voluntad que te sugiera el brillo, porque un monte se encuentra entre los dos desperezándose. Si quieres una despedida, hagámoslo a través del vidrio de la pecera y después dime si aún quieres desplegar tu sensación de abatimiento sobre las mareas de tinta y las acuarelas diluidas en el vaso, el recuerdo en que enjuagabas tus pinceles, remolinos de colores, tempestades de esperanza.
Me quedo en tus luces abandonadas a la tarde, que Itaca no es caprichosa y espera, mientras la noche se esconde de mi en silencio, y sus ramas se apegan a la tarde y al hablar del océano tu vuelves la cara, para recordarme después que aquellas hogueras que gritan a lo lejos, sin decir nada aprendido, esperan pacientes otro destello de la mirada adormecida entre mamparas de vidrio y escaleras, pobres sombras y pobres murmullos...
 
Tus caminos recorrí hasta saberte celosa del tiempo que pasaba dormido, pero vigilante de tu cautiverio, borracho de tambores y de la música virtuosa; quizá esa música sea siempre tuya, con tus raíces y tus luces de invierno, eternas, y de tarde, a los sones que tu marcaste, te lo dejo todo.
Tus vuelos quedan en el cielo, frotándose los ojos, que mientras, Itaca aguarda envuelta en nubes de gaviotas, de rocas somnolientas, de riscos, de cimas, de playas, de rabia y de piedras.
 

martes, 27 de junio de 2017

LA TRADICIONAL HOSPITALIDAD BAVARA

 
 
Resulta perfectamente plausible que en la lejana república de Weimar hubiera en realidad muy pocos nazis auténticos, más allá de una élite de matarifes y genocidas. Las temibles SS.
Y también es muy posible que la inmensa mayoría de la población alemana vomitara de asco y rabia al saber cuáles eran los métodos que empleaban sus dirigentes para intentar devolver la gloria perdida tras la primera guerra mundial al viejo imperio germánico.
Aunque la inmensa mayoría abominara de las horribles atrocidades que preferían ignorar o ni si quiera atisbar. Quizá por miedo, quizá presas del paroxismo destructor y arrastrados irreflexiva e inevitablemente por un vendaval incontrolable de violencia extrema que les llevara incluso a justificar el horror.
 
Quizá sea este el caso más terrible y paradigmático de pueblo soberano que elige democráticamente a sus dirigentes para luego ser conducidos por éstos a la destrucción total.
 
De hecho estoy convencido que el pueblo alemán era en realidad tan pacífico, tan hospitalario y tan encantador como cualquier otro. ¿No se dice acaso esto de todos los pueblos del mundo?
 
Y no sólo de los pueblos como entes inasumibles y abstractos; también se dice del asesino, el violador o el pederasta cuando preguntan los periodistas a sus vecinos... "No lo entiendo, jamás hubiera sospechado nada... siempre saludaba educadamente en el portal... la semana pasada recuerdo que me ayudó incluso a subir las bolsas de la compra... era un buen vecino. Además... bajaba la basura en varias bolsas de distintos colores; no me cabe duda que reciclaba".
 
Esa misma extrañeza hacia el individuo solitario que resulta ser en realidad un asesino se puede extrapolar al conjunto de "el pueblo".
 
He tratado en varias ocasiones a lo largo y ancho de este cuaderno de notas el fenómeno de "el pueblo", ese que nunca se equivoca, ese que es soberano, ese que es "llamado a las urnas" en un día soleado de domingo para ejercer su derecho al voto y elevar un acto ordinario a toda una celebración de la comunidad y la convivencia; es "la fiesta de la democracia".
 
La inmensa mayoría de los alemanes formaban parte de este pueblo pacífico, trabajador y extraordinariamente hospitalario, pero en realidad -puede que básicamente por miedo- fueron muy muy pocos los que intentaron evitarlo o se manifestaron frente al horror. O colaboraron de uno u otro modo, o lo ocultaron, o no quisieron verlo, o sencillamente prefirieron esconderse y esperar a que la devastación cesara.
No es fácil de explicar, pero si alguien lo ha intentado, desde mi punto de vista, con perfecta verosimilitud, es Hannah Arendt en  "La banalidad del mal".
 
Así pues, resulta del todo irrelevante que la inmensa mayoría del pueblo germano fuera como cualquier otro pueblo, igual de pacífico, acogedor y hospitalario. Eso no frenó en absoluto ni detuvo el horror.
 
Como también resulta del todo irrelevante que el inabarcable pueblo ruso fuera igual de pacífico, acogedor y hospitalario mientras 20 millones de compatriotas morían victimas de la brutal represión, el exterminio ideológico y religioso, o en los campos de reeducación y trabajo.
 
Tan irrelevante como lo pacífico que debía ser el pueblo japonés cuando durante los años 30 del siglo XX exterminó a 12 millones de civiles chinos...
 
Y así podríamos estar hablando largo tiempo sobre genocidios y exterminios cometidos en pueblos y países igualmente encantadores como sucedió en Vietnam, Camboya, Ruanda, los Balcanes etc etc. Y estoy convencido que en todos los casos, la inmensa mayoría de individuos que formaban parte de estos pueblos que resultaron ser genocidas y letales, debían ser gente afable, hospitalaria y extraordinariamente acogedora.  
 
Hoy día una de las principales amenazas, si no la principal, para la paz en el mundo, es precisamente la de un pueblo y una religión, el Islam, que dice ser tan pacífica y hospitalaria como todas las anteriores, y una vez más, si esto es así o no, resulta del todo irrelevante.

Porque, maldita sea la realidad, qué tozuda es, lo cierto es que el Islam día tras día nos muestra su cara; atraso, incultura, miseria, corrupción, totalitarismo, misoginia, machismo atroz, negación absoluta de la mujer y sus derechos, medievalismo y en definitiva, total falta de respeto a los derechos humanos.
Y esto en el mejor de los casos, porque el Islam llevado al extremo, al fanatismo, también vemos día tras día lo que realmente significa; terrorismo, destrucción, torturas, matanzas, secuestros, violaciones... Muerte al que no opina o es como ellos. 
 
Por tanto no es de extrañar que muchos mostremos un frontal rechazo a un Islam absolutamente incapaz de convivir con la sociedad y los valores que defendemos en Occidente, y es aquí donde surge la paradoja...
Desconozco quién ha acuñado el término "islamofobia", pero quien lo ha hecho pretende sin duda hacer ver que quienes plantamos cara a esta religión por todo lo que hemos visto y vemos que significa, somos intolerantes, racistas, fascistas incluso.
Han acuñado un término que parece describir una patología, como fobia que es. Se ha revestido una actitud racional y comprensible de rechazo a la violencia, de patología, de enfermedad. 
Así pues, los que realmente condenamos la violencia somos los enfermos.
Y es verdad, el término "islamofobia" ha cuajado y lo utilizan indistintamente todos los medios de comunicación de Occidente, países que, entre otros, somos víctimas del terrorismo islamista.
 
Así que ya sabemos de qué nueva patología tratarnos si alguna vez vamos al psicólogo o al médico de cabecera. ¿Es grave doctor?

martes, 9 de mayo de 2017

ES LA FIESTA DE LA DEMOCRACIA (LOL)



                                                      Conjurado el peligro de un nuevo asalto a los cielos, esta vez en el corazón de Europa, nos preparamos para que... todo siga igual.
 
Los grandes estadistas europeos nos advierten de que la única salida a esta pérdida de credibilidad de las instituciones europeas y del propio concepto de la UE en sí misma es "¡Más Europa, más Europa!", mientras respiran aliviados porque los incomodos mensajes de Le Pen se diluyen y pasan a un segundo plano de la realidad mediática.
 
Todo sigue igual, derrumbándose, pero a salvo.

Recordemos que al día siguiente de unas elecciones, los siempre ponderados analistas políticos insisten una y otra vez y repiten los mantras habituales, frases tan recurrentes como vacías. Son los asideros a los que agarrarnos cuando hemos sufrido un tropiezo... "El pueblo es soberano" "El pueblo ha hablado" "El pueblo nunca se equivoca" "Es la fiesta de la democracia" son algunos ejemplos de esas frases manidas y casi siempre fariseas pero que nos hacen sentir un poco mejor, más seguros, más tranquilos, porque sabemos que cuando escuchamos esas frases todo va a seguir igual. Y la continuidad ofrece seguridad, y ésta, sosiego.
 
Pero...¿De verdad el pueblo nunca se equivoca?
Depende. Sociológicamente, España no ha cambiado mucho desde que Ortega dijera aquello de que en nuestra piel de toro -y nunca mejor traído- de cada 10 cabezas, nueve embisten y una piensa. Sí, es verdad que ahora todos tenemos smartphones, existen youtubers por doquier y muchos restaurantes españoles lucen una o más estrellas Michelín. Todos viajamos en avión, en AVE incluso, presumimos todo lo que podemos de nuestras vidas en las redes sociales en un obsceno ejercicio de escaparatismo vital, y hasta creemos que tenemos derecho a todo, y como tal, así lo exigimos.

Pero en lo esencial, España sigue siendo el país que retrataba ese mismo Ortega en su "España invertebrada" y nada hace pensar que ahora estemos mejor preparados cultural e intelectualmente para señalar con mayor acierto a quienes han de gobernarnos.
 
En los últimos años hay ejemplos muy conspicuos de resultados electorales que "no han salido según lo previsto" y pareciera que ese mismo pueblo soberano que nunca se equivoca ha decidido, en un rapto suicida, pegarse un tiro en el pie. Es entonces cuando esos mismos sesudos analistas callan y cuando gana Donald Trump en USA, ya no repiten las acartonadas frases-asidero. Ya ni el pueblo es soberano ni ha sido la fiesta de la democracia. Ha sido un bluff.

Pero hay casos mucho más trágicos de pueblos que encumbran a un salvador que a posteriori se transmuta en el ogro goyesco que devora a sus hijos. Y no es necesario viajar en el tiempo y llegar a la república de Weimar para observar cómo se revelan incontables los casos de elecciones que finalmente resultan letales para el pueblo que estaba "llamado a las urnas"-sic-.
 
Al fín y al cabo, el historiador Jim Powell nos recordaba que "Las dictaduras son a menudo inesperadas. Han surgido en pueblos prósperos, educados y sofisticados que parecían estar lejos de llegar a una dictadura"
 
Y así llegamos a la necesidad de comprender cómo hemos llegado hasta aquí y por qué...
Estoy convencido que las razones deben ser muchas y complejas, pero haciendo uso de la teoría de Ockham, dejémonos llevar plácidamente de la mano del reduccionismo y la simplicidad...
Europa lleva varias décadas escuchando siempre la misma música; la música impuesta por los adalides de un buenismo hasta cierto punto necesario que ha empapado todos los estamentos de la sociedad. Desde prácticamente todos los medios de comunicación generalistas, oenegés, organismos e instituciones públicas europeas y nacionales se han venido glosando insistentemente la necesidad y las bondades del multiculturalismo, la globalización y el mestizaje.
 
Y naturalmente que tenemos mucho que agradecer a esos cientos de miles, millones de "refugiados económicos" que han venido a España buscando una oportunidad para salir adelante, muchas veces realizando trabajos que a los "nacionales" nos cuesta aceptar. Mucho tenemos que agradecerles. Y creo sinceramente que la mayoría de estos inmigrantes "de buena voluntad" han encontrado su sitio en nuestra sociedad.
 
Pero con el tiempo han ido apareciendo también una serie de externalidades y derivadas no deseadas como consecuencia de años de permeabilidad en las fronteras nacionales y de efectos llamada en ocasiones irresponsables. Pero al efecto llamada no sólo respondieron gentes honestas y trabajadoras; también llegaron hordas de delincuentes, bandas criminales organizadas y hasta mafias que encontraron rápido acomodo en nuestra sociedad y en nuestros sistemas judiciales y penitenciario.
También se nos ha llamado una y otra vez a facilitar la integración de los inmigrantes, incluso adaptando a sus particularidades nuestros usos y costumbres. Porque debemos aceptarlos y tolerar todo lo que traigan y hagan, naturalmente que sí.
Hasta que hemos visto que no todo es aceptable ni tolerable, que muchas de sus costumbres no tienen cabida en nuestra sociedad ni en nuestro código penal. Y también todos, en mayor o menor medida hemos visto casos de abuso, a veces fomentados por nuestras propias instituciones, porque muchos inmigrantes no tenían ánimo ninguno de integrarse en nuestra sociedad más allá de beneficiarse de nuestro estado de bienestar y de cuantas prestaciones, ayudas, subsidios y subvenciones pudieran recibir. 
 
 Y si todas estas circunstancias están deviniendo en problemas de encaje y de convivencia en España, mucho más y desde mucho antes lo son en países allende los pirineos, donde la población inmigrante supera de lejos a la nuestra.
 
Y para enrarecer aún más la situación aparece en los últimos lustros el fenómeno del fanatismo religioso y el terrorismo, dando la sensación de que estamos dando cobijo a extremistas, que odian nuestra cultura, nuestra sociedad, nuestra civilización, en definitiva, y que alentados desde los púlpitos religiosos islamistas de la propia Europa, están dispuestos a todo con tal de manifestar su odio hacia las sociedades que les han acogido, y de paso ganarse el paraíso. Así pues la sopa está ya en la mesa, y vemos como desde hace años han ido surgiendo por toda Europa y USA partidos políticos y movimientos sociales con claros tintes racistas y xenófobos como respuesta a todos estos "problemas de convivencia" que en ocasiones desde los medios públicos se intentan minimizar e incluso ocultar, lo cual resulta aún más irritante.
Es ciertamente complicado que estos partidos políticos de nuevo cuño e ideología ultraconservadora lleguen a gobernar en países con democracias consolidadas -reconozcámoslo, lo ocurrido con Trump es una anomalía en todos los sentidos-  porque, tal como acabamos de ver en Francia, cuando la partida se juega entre dos, tales extremismos encuentran rápidamente un techo, quizá de cristal en el futuro, cierto, pero hoy por hoy en apariencia irrompible.
Y en otros sistemas electorales donde intervienen todos los partidos e ideologías, pueden llegar a ganar las elecciones, pero harto difícil será que encuentren los apoyos necesarios para llegar a gobernar. 
Sin embargo, estamos también observando cómo el auge de tales partidos aún sin llegar a formar gobiernos, están teniendo rápida respuesta ideológica en otros partidos que sí están en condiciones de llegar a gobernar, y que asumen y digieren sin mayor exabrupto parte del ideario ultra, aunque sólo fuera como estrategia puramente electoralista.

No es necesario que recordemos el viejo retruécano marxista sobre las ideologías, no de Karl, sino de Groucho.