martes, 28 de julio de 2015

LA INSOPORTABLE LEVEDAD DE ALGUNAS PALABRAS

 
 

"El pueblo ha hablado". "El pueblo nunca se equivoca". "El pueblo es soberano". "Es la fiesta de la democracia"...
Son sólo frases hechas, tópicos, lugares comunes, sentencias repetidas como mantras desde los poderes públicos para que "el pueblo", muy permeable a este tipo de asertos categóricos y de fácil asimilación, se regocije y contemple desde la autocomplacencia y la satisfacción de su relevancia, lo importante que es su participación cada vez que "es llamado a las urnas".  
Es el momento cumbre de la fiesta, el instante en que el ciudadano cobra un verdadero protagonismo y en un lance irrepetible, emite su voto: El presidente de la mesa electoral correspondiente deja libre la ranura por la que el sobre con la papeleta dentro se habrá de deslizar hasta mezclarse finalmente con un montón de sobres más.
Y en ese momento mágico, único e irrepetible triunfa el bien común. O no...

Recordemos unos versos del "Nocturno" de Rafael Alberti...

Las palabras entonces no sirven, son palabras...
manifiestos, escritos, comentario, discursos
humaredas perdidas, neblinas espantadas
qué dolor de papeles que ha de llevar el viento
que tristeza de tinta que ha de borrar el agua
Las palabras entonces no sirven, son palabras...
Siento esta noche heridas de muerte las palabras

De cuán inútiles pueden llegar a ser las palabras -esas mismas palabras que sirven para hacer promesas- lo saben bien los griegos, que "fueron llamados a las urnas" en un improvisado referéndum. El presidente del Gobierno griego, Tsiripas, quería descargarse la responsabilidad de adoptar una decisión u otra, dejando reposar tal peso sobre las espaldas de los ciudadanos, que como bien sabemos, nunca se equivocan cuando hablan, cuando emiten su veredicto. Pues bien, para sorpresa de todos, Tsiripas el primero, el resultado claro y diáfano del referéndum fue el rechazo a Europa y sus "políticas austericidas y terroristas", según el mismo partido del Gobierno había dicho. 
El 61% de los votos emitidos dijo "NO" a Merkel, "NO" a Europa, frente al 39% que dijeron "SI". Un resultado contundente que no dejaba lugar a la duda ni a las interpretaciones. Ni a dobles lecturas.
Y así lo vendieron Varoufakis y el mismo Tsiripas; un triunfo de "la dignidad del pueblo heleno" frente a la troika "y sus políticas asesinas". El pueblo griego había hablado y había elegido "la dignidad". La gente se lanzó eufórica a la calle para escenificar el triunfo de la soberanía, de la voluntad del pueblo sobre las presiones inadmisibles de aquellos que les habían prestado dinero y a los que estaban defraudando. En estos mismos y exaltados términos se expresaron los líderes populistas y/o comunistas internacionales, los inevitables Cristina Fernández de Kirchner, Maduro, Correa, Morales etc. Pero poco habría de durar el triunfo de la dignidad y de la soberanía de los pueblos sobre la miserable Troika.

Como decía, ni el mismo Tsiripas se esperaba tal resultado... Sabía que su pueblo estaba abocado a acabar cediendo a las imposiciones de Europa -al fín y al cabo, el que paga es el que suele poner las condiciones- y pensó que "la ciudadanía" se acabaría inclinando por un resignado "SI". Su plan entonces era, una vez asumido como inevitable el resultado del referéndum, dimitir, pues no formaba parte de su programa esa cesión ante la intransigencia europea.

Yo dimito, cumplo con lo prometido, me mantengo muy digno y muy coherente con mi ideario, y aquí paz y después gloria.
Pero fueron más de 20 puntos de diferencia los que le obligaban a seguir al frente al gobierno heleno.
Y es aquí, apenas unos días después, cuando cobra sentido, una vez más, el Nocturno de Alberti. Porque todo queda en neblinas espantadas. 

Más o menos como cuando Felipe González, ante el dilema de permanecer o no en la OTAN, "llamó a las urnas" a los españoles para que fueran ellos quienes decidieran. Porque su planteamiento lo había dejado previamente muy claro; "OTAN, de entrada, NO".  
Pero, "curiosamente" acabó haciendo campaña por la permanencia.
Tan fue así que la pregunta que se planteaba en el referéndum al pueblo soberano parecía que intentaba dirigir el voto hacia el "SI"...  

El Gobierno considera conveniente, para los intereses nacionales, que España permanezca en la Alianza Atlántica, y acuerda que dicha permanencia se establezca en los siguientes términos:
     
  • 1.º La participación de España en la Alianza Atlántica no incluirá su incorporación a la estructura militar integrada.
  • 2.º Se mantendrá la prohibición de instalar, almacenar o introducir armas nucleares en territorio español.
  • 3.º Se procederá a la reducción progresiva de la presencia militar de los Estados Unidos en España.

¿Considera conveniente para España permanecer en la Alianza Atlántica en los términos acordados por el Gobierno de la Nación?

La verdad es que leída la pregunta en cuestión, tal cual fue formulada por el Gobierno del PSOE hace 30 años, produce cierto sonrojo... Como si el propio gobierno socialista pensara que quizá el pueblo no debía ser tan soberano ni tan sabio y convenía dirigir su respuesta hacia donde se pretendía llegar. Una forma de decir... "El pueblo es soberano y nunca yerra cuando habla, pero por si acaso yo me encargo de "orientarle" para que acabe diciendo soberanamente lo que debe decir".
Y para tranquilidad de FG, lo dijo; un 52% se pronunció a favor de permanecer en la OTAN frente a un 40 que prefería salir de esta estructura militar.

Ejemplos de elecciones de todo tipo que han llevado al desastre al pueblo soberano que nunca se equivoca al hablar inequívocamente en esa fiesta de la democracia, hay por desgracia muchos, pero quizá podamos encontrar su epítome en las elecciones que encumbraron a Adolf Hitler en Marzo de 1933; lo que ocurrió después todos lo sabemos: El mayor espanto y horror, la mayor de las atrocidades de toda la historia de la humanidad...

Al fín y al cabo el "pueblo soberano" no es un ente que piense ni actúe armónica ni coordinadamente por si mismo, ni goza de la misma infalibilidad que el Santo Pontífice romano; está formado por un conjunto de voluntades individuales que están sometidas a la manipulación y, en última instancia, al error.  

Más recientemente, hay que destacar que Eurostat -algo así como el Instituto de Estadística Europeo- ha publicado datos relevantes de 2014... De todos ellos destaca que Andalucía es la región de Europa con la tasa de paro más alta de todo el continente, nada menos que el 38,4% de la población activa. La región de Europa con la tasa de paro más alta de todo el continente... Casi nada.  

En el lado opuesto se encuentra la región alemana de Oberbayern, con una tasa de paro del 2,5%.  
Se da la circunstancia muy llamativa de que esta Comunidad Autónoma es la única de toda España que no ha conocido la alternancia política; no ha conocido más gobiernos que los del PSOE. El pueblo soberano les vota elección democrática tras elección democrática. Ellos traen paro, subdesarrollo y corrupción institucionalizada y el pueblo soberano se lo premia votándoles una y otra vez de forma mayoritaria. ¿Cómo se puede explicar?

Aún así es un consuelo saber que el pueblo nunca se equivoca; es la fiesta de la democracia.
 
 

  

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